Últimamente he venido investigando sobre la realidad de los sindicatos en el Perú, organizaciones que constituyen un medio efectivo para defender los derechos laborales y cuya credibilidad ha venido descendiendo como lo sostiene una encuesta realizada por el Instituto de Opinión Pública de la PUCP, debido principalmente a que algunos gremios se esfuerzan en una exposición mediática continua o han contado con dirigentes mafiosos en sus filas o por las malas prácticas al reclamar (el Sindicato de Construcción Civil es el que más índice de violencia registra en sus protestas y el que menos credibilidad tiene ante la ciudadanía).
La misma encuesta señala que un 88% siente que los empresarios respetan poco o nada los derechos laborales, cifra que es validada en la realidad por ese 51% de la población que trabaja más de 48 horas semanales.
Esta encuesta también reflejó que el 71% de la población no se siente protegido por las leyes peruanas, lo que ha motivado el incremento en la afiliación de trabajadores a sindicatos, que en los últimos 4 años ha significado un 50%. (“el trabajo tiene como característica propia que antes que nada une a los hombres y en esto consiste su fuerza social, la fuerza de construir una comunidad” Juan Pablo II)
Hay que tener en cuenta que en el Perú para formar un sindicato en una empresa privada se requiere como mínimo 20 trabajadores afiliados y si uno se quiere afiliar por actividad económica se necesitan 50 afiliados (este es el caso para los que trabajamos como periodistas).
Siempre he mantenido cierta distancia con el SUTEP, sindicato al que debería pertenecer como maestra, principalmente por que las últimas dirigencias, en lugar de presentar propuestas orientadas a mejorar las condiciones laborales, profesionales, económicas y sociales, sólo se han limitado a mostrar una posición ideológica partidaria de confrontación y retraso, creo que el oponerse a la Carrera Pública Magisterial fue un gran atraso para este gremio.
Es deber de todo sindicato velar por los derechos de sus sindicalizados y buscar mejora a través de las negociaciones colectivas entre estos, la patronal y el Estado. Hay que resaltar que el Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo viene sancionando a las entidades privadas donde se registren prácticas antisindicales, pero aquí el detalle es que viene haciendo para sancionar a las entidades públicas que vulneran los derechos laborales. Las sanciones y enmiendas deberían empezar por casa.
1 comentario:
Que bueno fuera si las personas que dirigen los Sindicatos tuvieran una posición clara y transparente y no utilizarian el cargo para beneficio personal como actualmente se ve en las entidades públicas.
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