Retomando el tema de la pedagogía crítica, se debe tener en cuenta que para llegar a formar ciudadanía crítica, la educación necesita trabajar de la mano con los medios de comunicación, pero es triste ver que en nuestro país la Comunicación y la Educación no comparten siempre el mismo camino y la integración entre ambas disciplinas es un proceso de ejecución lenta, que exige basarse en el respeto a la heterogeneidad, pero lamentablemente somos testigos muchas veces que los medios de comunicación alimentan la conciencia de identidad basada en la negación del otro, y la receptividad pasiva, pues bien gracias.
Los días 12 y 13 de noviembre, el Consejo Consultivo de Radio y Televisión - CONCORTV organizó conjuntamente con la Universidad de Lima, el I Congreso Internacional “Una televisión y una radio para los niños y adolescentes”, que me dejó las siguientes reflexiones.
Se debe de ver a los niños y niñas como productores de información, como contenidos de información, como consumidores d contenidos de los medios. Por ello en proyectos de comunicación deben haber itemes específicos de cómo va a ser la producción para los niños, teniendo en cuenta que hoy en base a los proyectos es que se otorgan las licencias.
En casi todos los países de Europa, el Estado tiene parte de las acciones en los medios de comunicación y regula sus contenidos, en nuestro país no sucede así, los medios masivos son privados y mucho menos existen leyes de regulación.
En este evento, el tema de la regulación y la autorregulación generó un debate entre los especialistas. Está probado que la autorregulación no funciona, pues los medios al final siempre optan por las ganancias y el principio de educar no les es rentable.
Y sobre la regulación, la gran pregunta es ¿de qué sirve tener una regulación, si no hay una educación para los medios en las escuelas.
Ya existe una ley de radio y televisión que lamentablemente no son conocidas por muchos de los que están en los medios, y es aquí donde el Estado tiene la obligación de difundirla para que dé la oportunidad a la ciudadanía de exigir su cumplimiento.
Lo ideal es que exista una radio y una televisión en la que todos nos podamos sentir parte de ellas. Sobre todo los niños y adolescentes que son el público receptor mayoritario.
Una encuesta reciente desarrollada por la Empresa Comunicación y Desarrollo Social demostró que el 35% de los niños ven programas para informarse y el 91% manifestó que querían ver programas conducidos por alguien “un poquito mayor” en los cuales ellos fueran los protagonistas y pudieran expresar sus opiniones sobre temas de actualidad nacional, y lo más resaltante de la encuesta es que arrojó el impensable dato de que en provincias los niños entraban más para investigar que sus pares de Lima. Esto demuestra que producir para niños y jóvenes si puede ser rentable, además somos un país joven, y lo demuestran los seguidores de “Mi novela favorita”, programa radial de RPP que ha cautivado al público juvenil con obras literarias reconocidas y que no significan pérdida económica para los dueños, por el contrario ha elevado su rating y la inversión de los anunciantes en ese horario.
Fue emocionante escuchar a los pequeños conductores de Radio Vichama, todos ellos escolares, quienes manifestaron que habían mejorado sus capacidades comunicativas a través de su interacción con el medio radial. Producciones como ésta o la de NAPA (programación televisiva para adolescentes) son financiadas por ONG´s y deberían tener un espacio en los medios masivos.
Hay que integrar a la universidad con la sociedad civil para el manejo de los contenidos televisivos. Las universidades que tienen facultades de comunicación, deberían organizarse teniendo como voluntad común el velar por el mejoramiento de la oferta de la programación y fomentar la producción nacional en temáticas infantiles y para adolescentes. En Colombia sus universidades se han unido y han creado un canal universitario que estará a prueba durante 5 meses y cuya misión es netamente educativa, pues está demostrado que se puede entretener y educar a la vez, con programas sustentados en el currículo y donde se involucre a niños y adolescentes en procesos de investigación atractivos que estimulen la fantasía y el juego, que generen identidad cultural e incentiven la autoestima y el autoaprendizaje.
Lamentablemente como lo sostuvo Teresa Quiroz, presidenta de la Federación Latinoamericana de Facultades de Comunicación Social (FELAFACS), es inviable que en la actualidad las facultades de comunicación social de nuestro país se puedan unir para ejecutar un proyecto de televisión y radio educativa, por las diferencias curriculares y de infraestructura abismales entre universidades públicas y privadas. Triste realidad que el Estado debería cambiar.
Actualmente existe un diplomado “Lectura Crítica de los Medios”, diplomado que me gustaría seguir y que deberían seguir todos los que tienen como misión el educar.
Los días 12 y 13 de noviembre, el Consejo Consultivo de Radio y Televisión - CONCORTV organizó conjuntamente con la Universidad de Lima, el I Congreso Internacional “Una televisión y una radio para los niños y adolescentes”, que me dejó las siguientes reflexiones.
Se debe de ver a los niños y niñas como productores de información, como contenidos de información, como consumidores d contenidos de los medios. Por ello en proyectos de comunicación deben haber itemes específicos de cómo va a ser la producción para los niños, teniendo en cuenta que hoy en base a los proyectos es que se otorgan las licencias.
En casi todos los países de Europa, el Estado tiene parte de las acciones en los medios de comunicación y regula sus contenidos, en nuestro país no sucede así, los medios masivos son privados y mucho menos existen leyes de regulación.
En este evento, el tema de la regulación y la autorregulación generó un debate entre los especialistas. Está probado que la autorregulación no funciona, pues los medios al final siempre optan por las ganancias y el principio de educar no les es rentable.
Y sobre la regulación, la gran pregunta es ¿de qué sirve tener una regulación, si no hay una educación para los medios en las escuelas.
Ya existe una ley de radio y televisión que lamentablemente no son conocidas por muchos de los que están en los medios, y es aquí donde el Estado tiene la obligación de difundirla para que dé la oportunidad a la ciudadanía de exigir su cumplimiento.
Lo ideal es que exista una radio y una televisión en la que todos nos podamos sentir parte de ellas. Sobre todo los niños y adolescentes que son el público receptor mayoritario.
Una encuesta reciente desarrollada por la Empresa Comunicación y Desarrollo Social demostró que el 35% de los niños ven programas para informarse y el 91% manifestó que querían ver programas conducidos por alguien “un poquito mayor” en los cuales ellos fueran los protagonistas y pudieran expresar sus opiniones sobre temas de actualidad nacional, y lo más resaltante de la encuesta es que arrojó el impensable dato de que en provincias los niños entraban más para investigar que sus pares de Lima. Esto demuestra que producir para niños y jóvenes si puede ser rentable, además somos un país joven, y lo demuestran los seguidores de “Mi novela favorita”, programa radial de RPP que ha cautivado al público juvenil con obras literarias reconocidas y que no significan pérdida económica para los dueños, por el contrario ha elevado su rating y la inversión de los anunciantes en ese horario.
Fue emocionante escuchar a los pequeños conductores de Radio Vichama, todos ellos escolares, quienes manifestaron que habían mejorado sus capacidades comunicativas a través de su interacción con el medio radial. Producciones como ésta o la de NAPA (programación televisiva para adolescentes) son financiadas por ONG´s y deberían tener un espacio en los medios masivos.
Hay que integrar a la universidad con la sociedad civil para el manejo de los contenidos televisivos. Las universidades que tienen facultades de comunicación, deberían organizarse teniendo como voluntad común el velar por el mejoramiento de la oferta de la programación y fomentar la producción nacional en temáticas infantiles y para adolescentes. En Colombia sus universidades se han unido y han creado un canal universitario que estará a prueba durante 5 meses y cuya misión es netamente educativa, pues está demostrado que se puede entretener y educar a la vez, con programas sustentados en el currículo y donde se involucre a niños y adolescentes en procesos de investigación atractivos que estimulen la fantasía y el juego, que generen identidad cultural e incentiven la autoestima y el autoaprendizaje.
Lamentablemente como lo sostuvo Teresa Quiroz, presidenta de la Federación Latinoamericana de Facultades de Comunicación Social (FELAFACS), es inviable que en la actualidad las facultades de comunicación social de nuestro país se puedan unir para ejecutar un proyecto de televisión y radio educativa, por las diferencias curriculares y de infraestructura abismales entre universidades públicas y privadas. Triste realidad que el Estado debería cambiar.
Actualmente existe un diplomado “Lectura Crítica de los Medios”, diplomado que me gustaría seguir y que deberían seguir todos los que tienen como misión el educar.
1 comentario:
Dices que los dueños de los medios son privados y que no apuestan por educación porque puede que no sea rentable, pero que una grata sorpresa ha sido el programa mi novela favorita con mucho público, por ende rating y por consiguiente con auspiciadores.
Estoy de acuerdo, pero creo que si se quiere promover más programas de ese tipo las universidades pueden jugar un papel más activo todavía que el de hacer reflexionar a la ciudadanía sobre el tema; una idea que se me ocurre en éste momento es que los estudiantes de carreras afines con la comunicación y educación hagan este tipo de programas y los saquen al aire ya sea en radio o televisión ( creo que la USIL tiene uno al aire) y una vez que esté en marcha vendan el programa ya con auspiciadores, porque un empresario sólo invierte si sabe que puede tener ingresos de ello, para que no se pierda la esencia del programa pueden quedarse con participación y así mantengan la línea educativa.
Voy a leer más artículos tuyos y te comento.
Saludos
Luis Torres Zenteno
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