La Asociación Nacional de Periodistas del Perú saluda en esta fecha tan significativa para los trabajadores de la prensa, en particular, y de los trabajadores en general, al mismo tiempo que hace votos para que, más temprano que tarde, se haga realidad el encuentro amplio, plural, unitario, que nos permita participar en la construcción de un mundo de paz y democracia con justicia social para todos los peruanos.
La conmemoración del 1 de Mayo, que nos lleva a recordar, con fraterna emoción, el martirologio de quienes en Chicago, hace 125 años, ofrendaron sus vidas para reivindicar el derecho al trabajo decente de los trabajadores, significa para la histórica Asociación Nacional de Periodistas del Perú una valiosa oportunidad para expresar, abiertamente, su preocupación ante la seria deshumanización de la convivencia social y la degradación del quehacer humano en nuestro país, donde un tercio de la población de 29 millones de habitantes, sigue viviendo en estado de extrema pobreza.
La coyuntura política, cuando el pueblo soberano se apresta a otorgar su mandato a un nuevo gobierno del país, le permite a la ANP hacer hincapié en lo social, en virtud de una política económica que vive en estado de desahucio en democracias más avanzadas y que, sin embargo, persiste en mantenerse en esta nación, lo que equivale a decir que la mayoría de la colectividad peruana debe continuar condenada a vivir en la pobreza crítica, en la exclusión social, en la degradación más radical de su dignidad. Una visión objetiva de lo que sucede en los cinturones de miseria que rodean a las ciudades y en las zonas altoandinas y amazónicas constituye prueba de ello.
Para la ANP, como organización representativa de los trabajadores de la prensa, asalariados, autogestionarios y pequeños emprendedores, se ve en el deber de expresar en forma clara y directa, que nuestro país no ha sido otra cosa, en las últimas décadas, que un laboratorio precario, donde no faltó el régimen autocrático que logró imponer la idea de que la justicia social era incompatible con la libertad, con la democracia, con el crecimiento económico, con el desarrollo. Ese régimen, que ahora trata de ocultar su rostro con una mascarilla, sin embargo, pretende reinstalarse para, en definitiva, eliminar la palabra justicia social, señalando despectivamente a los que la reivindican, como pasados de moda, como obsoletos, contrarios a la modernidad y al progreso, siguiendo las recetas del dogmatismo neoliberal (Hayek) que propuso años atrás que, algún día, la humanidad debía sentir vergüenza hasta de utilizar la palabra justicia social.
El tiempo, que es el mejor juez en la vida de la humanidad, ya le ha respondido a esos predicadores de malos augurios. Tales recetas están siendo arrojadas al basurero de la sociedad mundial. Y el pueblo libre de todo dogmatismo esclavista, como es el caso del pueblo trabajador de nuestra patria, lucha ahora por un cambio, que le permita recuperar cuanto social y humanamente se ha perdido. La tarea no es fácil. Todo depende de la clase trabajadora y con ella de los trabajadores de la prensa, para salir de esa esquizofrenia que impuso la creencia que había que separar y sobre todo contraponer lo económico a lo social, con lo humano, pervirtiendo gravemente la misma naturaleza de la economía, que como ciencia y como práctica, tiene un objetivo central, irrenunciable, que es la persona humana, la gente, el desarrollo pleno de los seres dotados de fe y de razón.
La ANP sabe que es también su obligación la de coadyuvar en esa tarea. Asume su responsabilidad y la reitera en este 1 de Mayo, cuando hay compañeros que sufren las consecuencias de su derecho a defender el periodismo decente, expresando que la comunicación periodística es un cometido en toda la sociedad. De ella depende el ejercicio de las libertades fundamentales de la persona humana y el logro de los derechos a la vida digna, a la justicia, a la educación, a la salud.
Lima, 1 de Mayo 2011
COMITÉ EJECUTIVO NACIONAL
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