No solo las tierras de Chavimochic son irrigadas con aguas provenientes del Parque Nacional del Huascarán. Doce áreas protegidas proveen del agua que requieren 376.411 hectáreas de cultivos del país.
En un minucioso estudio, el economista Fernando León, director de Evaluación, Valoración y Financiamiento del Patrimonio Natural del Ministerio del Ambiente, ha concluido que las áreas naturales protegidas —entre parques, santuarios y reservas nacionales, santuarios históricos, refugios de vida silvestre, reservas paisajistas, y otras reservas— aportan US$1.064 millones a la economía nacional.
Según la investigación, esas áreas no solo otorgan agua para regadío, sino también para consumo humano y generación eléctrica. Del mismo modo, generan ingresos por turismo y evitan la sedimentación de los reservorios y represas del país.
Según León, en las áreas protegidas hay 2.500 especies vegetales, pero solo se conocen científicamente 250 de ellas. “¿Qué aporte a la medicina, a la alimentación o a la vida del hombre esconderán las 2.250 especies que no conocemos?”, se pregunta el especialista.
De manera coincidente, el investigador de la Universidad Católica, Fernando Murrugarra, destacó que las áreas naturales tienen un potencial turístico enorme, que puede ser explotado sin dañarlas. Recordó que en una investigación realizada con León concluyeron que si el Estado invirtiera en promocionar y dar servicios adecuados a solo cuatro —las reservas de Huascarán, Paracas, Tambopata y Titicaca— se generarían utilidades casi US$10 millones considerando un horizonte de cinco años para la inversión.
Coincidentemente, León y la abogada Xenia Forno, especialista en recursos naturales del Estudio Rubio, Leguía, Normand & Asociados, señalan que la principal amenaza contra las reservas naturales son la minería y la agricultura informales, así como la pesca, caza y extracción ilegales de maderas preciosas y especies. Asimismo, señalan que sí puede establecerse un equilibrio entre alguna actividad extractiva y la conservación de la naturaleza. Ello dependería del plan maestro que ha sido definido para cada área protegida.
Aunque en un primer momento se podría pensar que el Estado hace el mejor negocio al invertir US$3,6 millones de sus arcas y obtener más de US$1.000 millones en aportes, para León es el peor. Según el especialista, con esos reducidos recursos las áreas protegidas no pueden ser debidamente cuidadas, ni mucho menos investigadas y puestas en valor.
Consideró que el Sistema Nacional de Áreas Naturales Protegidas requiere de US$35 millones adicionales al año y con ello podrían generarse más recursos. También lamentó que con la regionalización se haya perdido capacidad para administrar esas áreas. Además, las empresas e instituciones que se benefician con el aporte de esas áreas naturales no contribuyen con su mantenimiento.
El Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado declaró el viernes pasado dos nuevas áreas protegidas en Loreto y Tacna. Se trata de la Reserva Nacional Matsés, que abarca los distritos de Yaquerana, Requena y Soplín, en la provincia de Requena, y del Área de Conservación Regional Vilacota Maure, en Tacna. Ambas se suman a la creada Zona Reservada San Fernando en Nasca, con lo que aumenta a 66 las áreas protegidas. Según el jefe de la entidad, Luis Alfaro, el establecimiento de esas áreas responde al pedido de la población de contar con zonas que permitan la conservación de sus recursos".