¿Qué hacer para consolar a alguien que siente que su vida ya no tiene sentido porque el ser que más ama ya no estará más? Es lo que me he preguntado estos días en que veo sufrir a una de las personas que más quiero, que siempre ha estado conmigo apoyándome y que en estos momentos no sé como confortar.
Raúl era un hermoso hombre en todos los aspectos: como hijo, hermano, tío, sobrino, primo, amigo, y la mejor pareja que una persona quisiera tener, aquella que uno sueña para toda la vida, pues sabia amar y lo demostraba en todo momento con sus detalles, sus cuidados y su afán por brindar felicidad al ser amado.
Raúl era un hermoso hombre en todos los aspectos: como hijo, hermano, tío, sobrino, primo, amigo, y la mejor pareja que una persona quisiera tener, aquella que uno sueña para toda la vida, pues sabia amar y lo demostraba en todo momento con sus detalles, sus cuidados y su afán por brindar felicidad al ser amado.
El viernes 25 un infarto se lo llevó de este mundo con tan solo 28 años y eso es difícil de aceptar para todos los que lo queremos, pero sobre todo para la persona que compartió con él estos últimos años y que no puede asimilar que nada será como antes, que su mundo y sus sueños compartidos ya nunca se realizaran, porque si algo no tiene revés es la muerte y esa certeza me duele porque sé que su dolor nunca pasará.
Decirle que lo siento, que se calme, que Dios así lo ha decidido, son sólo palabras, porque el remedio para su corazón que sangra aun no se ha inventado, sólo espero que ese amor tan grande que se profesaban el uno al otro sea esa fuerza que le dé empuje para seguir luchando, y que Yuma, una schenauser, hija de ambos sea también un motivo para seguir viviendo.
Hoy al despedirme de Raúl en el cementerio, le agradecí por los bellos momentos (lo que nunca le dije en vida), pero también le pedí que su luz siga alumbrando el camino de los que tuvieron la fortuna de conocerlo.
Logró lo que muy pocos a su edad, pero sobre todo amó y fue amado de la misma manera, cuando recuerdo como se trataban y como juntos luchaban contra el mundo pues sabían que sólo la muerte los podía separar, tengo la sensación de que Dios los juntó en este mundo para que ambos experimentaran la felicidad del amor correspondido, de ese amor que te hace crecer; pensar en eso me hace sentir mejor y creo que esos maravillosos recuerdos que le deja son el mejor consuelo ante tanta tristeza.
La emoción me embarga cuando lo recuerdo con su linda sonrisa, y sé que ahora será el ángel guardián que velará por los suyos, pero quiero cerrar con las palabras que le escribió Tefi su primita que lo quería como a un padre, pues él asi la trataba:
"Al parecer hoy me dejaste, pero aun así sigo aferrada a tu eterna mirada, a tu casi infaltable sonrisa, a tus ocurrencias que cada día me hacían dudar entre la palabra fortaleza y debilidad, esa que hoy recien me diste a entender.
Ahora sé porque tus letras mudas, tus cariños ciegos, esos que me hacías descifrar entre tu ironía y tu ya conocida cordura que tratabas de mostrar.
Mi silencio profundo me hizo callar y no poder decirte que para mí eras ese naúfrago buscando su camino, esa felicidad que llegó al final y al parecer en tiempo inusual, esa embarcación que quizás llegó a tiempo pero no deprisa.
Tengo la extraña idea que pudieron ser esos espesos vientos que te dejaron varado en ese lugar en que por primera vez te llamaron naúfrago, a veces dicen que el destino lo hacemos nosotros mismos o lo elige ese mentado azar. Aunque mi cabeza da vueltas como la ruleta rusa en que planeábamos jugar. Mi única certeza es que todos los que están aca no saben ni su destino ni lo que se llama amar, a diferencia tuya que sabías tu destino y tu lugar.
Gracias por ser mi hermano, por muchas veces convertirte en ese padre al que ansiaba admirar."
Gracias Raúl por ese amor incondicional para quienes tuvimos la dicha de compartir contigo, fuiste como un hermano para mí y siempre te llevaré en mi corazón. Descansa en paz!
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