Hace unos días cayó en mis manos un artículo de Perú 21 denominado “Leo, luego existo y sigo leyendo”, en el cual varios personajes famosos de nuestro país comentaban sobre los libros que les habían cambiado la vida y los volvieron adictos a la lectura.
Leer este artículo me hizó recordar a aquellos libros que de una u otra manera me marcaron y entre ellos estaba “Drácula” de Stoker, libro que leía a escondidas ya que mi abuela no lo consideraba apropiado para mi edad, tenía 8 años y siempre me las ingeniaba para sacarlo de la parte alta del librero y a pesar de los escalofríos que me producían sus páginas, lo terminé de leer en menos de una semana, este libro me transportó a otra ciudad, otra época, otras creencias, otras fantasías y otros miedos.
También recuerdo que las novelas rosa de Barbara Catland y Corin Tellado, cuyas protagonistas siempre eran rescatadas por su príncipe azul, eran mis favoritas y son culpables también de haber alimentado mi lado romántico soñador.
Otro libro que me marcó fue “El Sexto”, en el cual Arguedas relataba la vida de los presos en un penal dividido entre narcotraficantes, presos políticos y delincuentes comunes y del cual nunca voy a olvidar al pianista, personaje que me inspiraba mucha tristeza y que me hizó derramar algunas lágrimas.
“Un mundo para Julius”, libro que me regaló una amiga, me causó muchas carcajadas, pues Bryce con su ironía se burlaba de una familia aristocrática limeña y todo lo apreciaba a través de los ojos del inolvidable Julius.
Leer este artículo me hizó recordar a aquellos libros que de una u otra manera me marcaron y entre ellos estaba “Drácula” de Stoker, libro que leía a escondidas ya que mi abuela no lo consideraba apropiado para mi edad, tenía 8 años y siempre me las ingeniaba para sacarlo de la parte alta del librero y a pesar de los escalofríos que me producían sus páginas, lo terminé de leer en menos de una semana, este libro me transportó a otra ciudad, otra época, otras creencias, otras fantasías y otros miedos.
También recuerdo que las novelas rosa de Barbara Catland y Corin Tellado, cuyas protagonistas siempre eran rescatadas por su príncipe azul, eran mis favoritas y son culpables también de haber alimentado mi lado romántico soñador.
Otro libro que me marcó fue “El Sexto”, en el cual Arguedas relataba la vida de los presos en un penal dividido entre narcotraficantes, presos políticos y delincuentes comunes y del cual nunca voy a olvidar al pianista, personaje que me inspiraba mucha tristeza y que me hizó derramar algunas lágrimas.
“Un mundo para Julius”, libro que me regaló una amiga, me causó muchas carcajadas, pues Bryce con su ironía se burlaba de una familia aristocrática limeña y todo lo apreciaba a través de los ojos del inolvidable Julius.
Gabo y sus “Cien años de soledad” y “Crónica de una muerte anunciada” también estan entre aquellos libros que me hicieron cuestionar las costumbres y los prejuicios de antaño.
Y no puedo dejar de mencionar “El Alquimista”, novela que sentencia que todo está escrito y en el que me identifiqué con la chica del desierto (y alguien muy especial para mi se identificaba con Santiago, el personaje principal que iba en busca de sus sueños), “Once minutos” que narra la historia de María una prostituta con un final feliz y “El Zahir” que habla de un hombre engañado por su mujer y que luego de buscar respuestas se descubre como causante del abandono.
Estas tres novelas de Paulo Coelho, autor que está entre mis preferidos, y al que escritores selectos no lo catalogan como literato, pese a ser hoy uno de los escritores más vendidos a nivel mundial, ya que ellos argumentan que es de fácil lectura.
Lo que debe entender ese círculo literario es que lo importante de una obra es que logre cautivar a quien la lea y eso Coelho lo logra en todos los idiomas.
Educadores prestigiosos sostienen que el entorno contribuye al hábito de lectura y creo que es cierto, fui criada por mis abuelos y en casa todas las tardes los veía leer, mi abuelo siempre con sus libros de astronomía y de historia antigua, (de los cuales a mis hermanos y a mi siempre nos encantaba escucharlo narrar la historia del Partenón y de los dioses griegos) y mi abuela con sus infaltables “Selecciones”, que siempre acababan en mis manos. Sé que de no haber crecido con ellos quizás mi amor por la lectura no sería el mismo así que estas líneas se las dedico a ellos.
Y tú ¿qué libros atesoras?